Texto: Mario Vega
Fotografía: FSC
ALGUNOS RECUERDOS
Desde siempre tuve contacto con
coches, camiones o tractores, por la dedicación profesional de mi padre –que ya
no está entre nosotros-, por lo cual, esto de “los hierros” no me era ajeno.
Como todos los aficionados al
automovilismo conocen, este deporte sufrió un duro y largo parón a finales de
los sesenta, que afortunadamente se rompió con la vuelta a la actividad en
1972, en la rampa galdense de Juncalillo. Y ese año empezó mi relación con el
automovilismo, justamente con la primera Subida de Hoya Pineda. Un domingo de
un mes de agosto en la que también podía ver a un joven de la zona norte de
Gran Canaria, que conocía a mi padre desde niño. Me refiero a Jesús Cabral, que
iba a participar a los mandos de un Alfa Romeo Giulietta.
Ese fue el punto de partida de una
relación con el automovilismo que aún persiste y espero que continúe mucho más.
Los primeros años iba a las diferentes carreras con mi padre que, con infinita
paciencia, nos llevaba a mí y a un grupo de amigos donde fuera necesario. A él
le daba igual. Que había que madrugar bastante, se hacía; que llovía, se echaba mano del paraguas. Nunca vi
por su parte un mal gesto al respecto. En ese día que debía ser de descanso del
trabajo semanal - las subidas se disputaban los domingos - quizás se encontraba
soportando un retraso de horas en el inicio de una prueba y con un sol de
justicia desde temprana hora.
Lo del horario de entonces, década
de los 70 y 80, no tiene nada que ver con los actuales. Recuerdo que en una
edición de la Subida a Cruz Grande, hoy San Bartolomé, el inicio se retrasó de
manera increíble. No recuerdo cuantas veces subió y bajó el coche con la
megafonía (Coca Cola) anunciando que en breve daría comienzo la carrera, un
poco más y nos dan las uvas allí. En la actualidad, en contadas ocasiones se
producen retrasos, lo cual se agradece.
De esos primeros años conservo
algunas películas “súper 8” y fotografías. Películas de las subidas de Hoya de
Pineda, Los Cuchillos, o de la única edición de Las Breñas, entre otras.
En cuanto a las fotografías, yo
realizaba todo el proceso. Primero a pié de carretera y después, cuando llegaba
a casa, me pasaba unas cuantas horas en el laboratorio fotográfico para revelar
el carrete y posteriormente positivarlas en papel. Y para cerrar el círculo, el
lunes las llevaba al instituto para que los compañeros a los que también les
gustaban las carreras, las vieran.
Pasaron unos años y los amigos
empezaban a tener permiso de conducir. Con ello nos “independizamos” de mi
padre. La primera consecuencia de ese hecho iba a ser que teníamos coche y
podíamos asistir a cuantas carreras quisiéramos. Se abría así la vía para
disfrutar de los rallies que contaban con tramos que se realizaban de noche.
¡Qué decir de aquellas noches
pasadas en la cumbre de Gran Canaria! ¡Eran fantásticas! El ver totalmente
llena, a rebosar, la zona de Las Mesas y ver a los Antonio Zanini, Genito Ortiz
o Beny Fernández, pilotos que me vienen de entrada a la memoria, entre un
número muy elevado de ellos, tanto nacionales, internacionales y no digamos
canarios, porque la lista sería interminable y algunos se quedarían fuera.
Muchos estarán pensando que por qué
no incluyo a Carlos Sainz en ese listado breve. Lo hago ahora porque lo que
hizo Sainz, ganar cinco ediciones consecutivas de Rally El Corte Inglés, no lo
ha vuelto a conseguir nadie más. Y me sirve además para hablarles de mi etapa
con el video pues, el primero que hice de una hora de duración fue la edición
de 1988 del Rally El Corte Inglés que tuvo como ganadores a Carlos Sainz y Luis
Rodríguez Moya con el Ford Sierra Cosworth RS, cuarta en su palmarés en la
prueba gran canaria.
Fueron cuatro años intensos con el
video. Hacíamos todo lo que podíamos y el presupuesto permitiera: subidas,
rallies de asfalto o de tierra (Camel Off-roads), entrega de trofeos, etc. Todo
eso se tradujo en que hubiera bastantes horas de imágenes de las que unas pocas
han sido volcadas a DVD y el resto siquiera puedo verlas, porque no cuento con
video actualmente.
Pasado ese periodo del video,
estuve unos años limitándome a asistir a las pruebas sin hacer nada referente
al automovilismo, hasta que un día recibo una llamada telefónica en la que me
preguntaban si quería colaborar con la revista Canarias motor. Después de la sorpresa que me supuso
la idea, mi primera reacción fue decir que no. Que no me veía haciéndolo pero,
como la ignorancia es muy atrevida, acabé colaborando en ese medio, por el que
ha pasado la mayoría de los que han informado o informan sobre automovilismo en
esta tierra.
Posteriormente, en 1995, entro a
formar parte del proyecto Auto Magazine Canarias, que lamentablemente fue corto en el
tiempo, pero intenso en el esfuerzo y descorazonador en su cierre. Tras la
desaparición de la mencionada revista, recalo otra vez en Canarias motor donde estoy a lo largo de varios años y termino con
ellos mi relación como colaborador.
Todos estos años como aficionado al
automovilismo me han permitido conocer a mucha gente de muy diversos lugares
que han venido a Gran Canaria a participar, a informar, o simplemente a gozar
con este deporte en nuestra tierra. Afortunadamente, en estas ya, más de cuatro
décadas, he ido haciendo amistades que duran años (…y duran, más que las
famosas pilas).
Uno de esos amigos de las carreras,
me llamó el pasado mes de marzo de 2014 y me dice: estamos preparando una
charla con motivo del Gran Canaria Historic Rallye sobre personas con movilidad
reducida y el automovilismo, y vas a participar. No me dio la posibilidad de
pensarlo. Sí o sí. Y en verdad me encantó estar con Manuel Ríos Rial y otras
personas para observar cómo, a pesar de su problema físico, es capaz de
participar como copiloto. Me pareció un ejemplo enorme de lo que se puede hacer
cuando se tiene la voluntad necesaria.
Esto que he hecho, como decía antes,
en más de cuarenta años, no habría sido posible sin las personas que me han
ayudado. Empezando por mi padre, que me llevó a la primera carrera, a mi
hermana que también puso su granito de arena, y naturalmente, a los numerosos
amigos que a lo largo de todos esos años me han llevado a las carreras, o a las
productoras donde iba a editar los videos. Amigos que como es lógico, han ido
variando con el paso de los años y han sabido tener “mano izquierda” para
aguantarme. No podía olvidarme de mi madre en esta parte, pues ha madrugado en
numerosas ocasiones, cuando no le gusta nada, para prepararme para que saliera
porque como persona dependiente que soy, no puedo hacerlo solo.
A todos GRACIAS porque sin todos
ellos y ellas, como un político diría, no habría podido disfrutar de este
maravilloso deporte que es el automovilismo.
Saludos,
Mario Vega
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