Hombre a mi me
dijeron unos señores, que se podía traer la moto, para la exposición, pero yo
lo que quiero, es venderla. Y por que va usted a venderla hombre? Preguntamos.
Verá usted, es que ya no me sirve, no la saco como antes y la verdad,
que la tengo allí arrimada. Sin usar. Le hace falta el dinero? No, no es que me haga mucha falta. Pero no sé.
Mire vamos hacer
una cosa, nosotros le ponemos la moto en el parque, en la zona de ventas de
motos clásicas usadas. Usted se da una vuelta por aquí el fin de semana,
mientras ella se luce ahí, a lo mejor, le aparece algún novio. Comentamos.
Bueno, sería formidable.
En Arucas, se
volvió a detener el tiempo, hizo flash
back, en cada mirada. En cada huerto, en cada esquina del parque de las flores.
Adentro en la vieja casona, del parque, unos señores dialogan bajo una carpa.
Corre el vino tinto de Tenerife, y el chorizo de Teror, hay gente que habla y
habla de motos viejas. De la preparación de la Ducati, de Artigas, de esa Élite
tocada de motor, que el gran maestro, le había levantado el cilindro con
arandelas,, regulado el avance, para ganar en alta, había ahorcado el
carburador original, y para arrancarla, necesitaba la combinación perfecta de
sus misterios. Cosas de Artigas. Decían, haciendo alusión al gran maestro de
los motores desmodronicos.
En otro lugar del
recinto, se congrega una reunión de Vespas, han encontrado excusas para
festejar otro encuentro, han preparado un rodaje de cine de forajidos de
leyenda, y quieren presentar su próximo asalto regional de Vespasión 2014. A
golpe de pistola y vaqueros, se presentan ante un escenario expectante de
público, que Wyli Manillar encabeza con la sintonía de la muerte tenía un
precio. Genial representación, original manifestación, estos chicos de las
vespas. Siempre la lían.
Arriba en el
Barranco de la Fula. El Trial lucha por la supervivencia, se decide el
campeonato regional. En un día gris y lluvioso. Los hermanos Naranjo vuelven a
marcar la diferencia en un nivel de absoluto espectáculo de malabarismo.
Mientras dentro del
parque, siguen los desenlaces, los preparativos, las sorpresas, en una esquina,
se representa un pajar, con una vieja moto abandonada, una escena de foto en un
rincón del olvido, alguien descubrió la pasión escondida en la estética robada
de la imagen, como deben ser los chicos que hay detrás de estos inventos.
En la calle se oye
música de parrandas, a sonidos de escapes atronadores, se huele carne a la
plancha, a flores mojadas a humedad milenaria en el parque. El tiempo invita y
a caldo, y los calderos, mezclan Yerba huerto con pollo o corazón de vaca. El
loco de Juan Batata, le mete pimienta para matar resacas y resucitar alegrías.
En la entrada al
parque hay un coro que canta el cumpleaños. Sorpresa feliz a Nino Perera, es el
moto club Las Palmas Roque Nublo, el anfitrión que trae a todos los chicos
naranja y a los trialeros arropar al maestro de Canarias. Son momentos de
Gloria, para un grande del trial canario.
Más allá un señor
se empeña en comprar camisetas para llevar a Méjico, La buena de Tania, hace
milagros, con tal que su capricho cabalgue por el mundo, es la dulce manía de
exportar alegrías más allá de estas fronteras.
El sonido de una
trompeta, llama al silencio, clama al cielo, retumba en la mente, el ave María
mece en dulce recuerdo la presencia de nuestros amigos moteros desaparecidos. La
subida de vueltas, nos pone por tercera vez los pelos de punta.
Abajo en las canchas
grandes del Jardín, dos Ducatis escoltan toda la noche, la corona de laureles
de Paco, su memoria. Quedara inmortalizada en el recuerdo de sus amigos, el
hace varios días que se fue. Tenía que haber estado allí con los compañeros
disfrutando de su Stand de amigos de las clásicas Japonesas, Aunque fuera
Ducatero de toda la vida.
La Marcha 70
Canarias pone la alegría a la jornada dominical, la otra gran peña organizada,
llegan desde todas las islas, se congregan, se lo montan de pura envidia, que
alegría tienen estos chicos, Araña se erige en liderazgo y sintoniza con todos
con la varita mágica del buen rollo, se presenta la nueva cita de Marcha 70
Canarias en la isla de Tenerife.
El Garaje clásico
hace estreno, omite subir las motos en la fuente, por respeto al monumento
histórico, vuelven a demostrar la clase, la sencillez, el estilo. Una elegancia
de salón u concepto definido y luminoso en la fresca noche de Arucas.
Los pretiles de los
edificios históricos se asoman a las cornisas, vigilando el sueño de los
motoristas de otros tiempos, el parque esta lleno de duendes que fantasean con
ser moteros, que aprovechan el sueño de los viejas glorias, para probar la
maquinaria, son los gatos y los roedores, los que comparten el botín de la
fiesta diaria, hay comida para todos, alegan los mas diplomáticos.
Arriba en otros
niveles, Palmeros y canariones, intercambian las culturas hermanas, son la
gente de las clásicas de Gran Canaria, que hacen honor a la cita y a sus
pasiones. Patrimonio de continuidad, garantías de conservación, allí entre
todos guardan la mitad del tesoro de Canarias.
En el pasillo sur
entre los cañaverales, Tony Santana, sigue defendiendo el honor de Eduardo Giró
y sus Ossas de colores.
En la otra Parcela,
sucede una eclosión. Juan Antonio lidera una bandera de unidad entre los restos
del puente viejo. Le llegan amigos nuevos con geniales aportaciones en pequeñas
cilindradas, es feliz, por que tiene siempre la cafetera preparada para la
organización, sean las tres, las cuatro o las seis de la mañana.
De entre todas
sobresale una especial, Bautizada con desprecio e intolerancia, Paco el Vespa,
me presentó a la “Rañosa” una Vieja
Guzzi Hispania, que con cariño acentúa el adjetivo por no lavarse nunca. Pero
arranca a la primera, con un cuarto de vuelta, es un gozoso espectáculo el de
su empeño, por presentarla al gran público.
El parque y los
pasillos siguen escondiendo niveles de manifestación escondidos, descubre el “viejas
glorias”, así titularon estos chicos el paseo por los rincones y caprichos de
la vieja casona de la condesa. Rincones que provocan nostalgia, árboles que te
miran opacos. Abajo en los viejos troncos, el escultor del parque, talla la
madera muerta para sacar los duendes que se esconden, ha hecho verdaderas obras
de arte en las galerías y pasillos.
Mientras “Queen”
remata el glamour y la elegancia, del concierto de la Banda sinfónica de
Arucas, Eric Rodriguez, su Director se ha encargado de darnos un viaje en moto
por el mundo de la música y países. Un broche de Oro, que recibe el honesto
aplauso, del público del Viejas Glorias.
Rafa, sacó el niño
que lleva dentro y demostró su creatividad con el monográfico que recibió miles
de visitas ordenadas.
Pepe A. Monzón
volvió a honrar la historia, homenajeó a la figura de Juan Artigas, que grande
hizo la competición emergente de los años sesenta. Con una exposición digna de
elogios en fotografías de la época e imágenes de súper ocho
La calle se
convirtió en Zoco de ventas ambulantes, se mezclaron los quesos con los cascos,
los chorizos con los manillares, los queques con escapes. Una bisutería con el
mercado de las flores, los pubs, con los curas, Las camisetas con pegatinas, los
chiflados de los viejos cacharros con el pop de los Sesenta, La banda de Fran
Baraja con el arte del desparpajo, las carpas que filtraban la lluvia serena en
polvo de “Chiri biri” con las miles de estrellitas de bengalas encendidas.
Se comió jamón, se
vendió pasión, se ganaron amigos, se congratularon sorpresas y en el trasiego
llegó la revolución del ambiente con el arte corporal, una última carta
guardada, para decir que el Viejas Glorias está vivo, es potente, es diverso es
consecuente. Evoluciona y describe el arte, con el arte, un toque de atención
al escaparate, una virtud en desbordada imaginación,
Y en las cosas del
directo, brillaron como estrellas alineadas, la fiel organización de amigos del
Moto club Roque Nublo, por que la
convicción del gran proyecto, hizo venir al concejal Roberto Martel , a tomar el relevo desde Maspalomas, para
decirles a todos que el sol y el evento brillan más en el césped del parque
Sur. Y nosotros rebosando alegría de nuevas apuestas. Si la felicidad se mide
en retos, el nuestro apunta a las galaxias.
El Señor del
Derbi. Llegó a media mañana del Dominical
y me busco por todo el parque, venía a decirme que no quería vender el Derbi,
que nunca antes la moto le había contado el secreto de la felicidad de los
Viejas Glorias. La voy a restaurar, dijo convencido.
Gracias, por
dejarnos compartir lo que nos hace felices. Por hacer grande el Viejas Glorias.
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